lunes, 17 de octubre de 2011

Santoña, Tierra de pintxos

Cuando programo un destino para el periodo vacacional elijo un lugar que aúne el ocio y el turismo gastronómico, ese lugar es Santoña.

Se trata de una villa marinera ubicada en Cantabria, donde su principal actividad económica son sus conserveras de pescado. Los productos estrellas son las reconocidas mundialmente anchoas de Santoña y el bonito del Cantábrico.

La diferencia entre las conserveras de Santoña y las de otros puertos pesqueros es su carácter artesanal y el mimo con el que hacen los productos. El personal está formado por mujeres, las cuales limpian el bonito y las anchoas en salazón para que no queden espinas o desperdicios y se seleccionan mediante un riguroso control de calidad.


Al entrar en Santoña nos encontramos las marismas, donde aparece vegetación y fauna propia de la zona. Antiguamente, la gente se acercaba a las marismas a coger navajas u otros mariscos, ahora sólo lo pueden hacer las personas acreditadas de marisqueo.

Una vez estemos en el centro lo mejor es aparcar el coche y descubrir cada rincón, siendo su bahía uno de los sitios más transitados y con mayor encanto. Realmente es único estar en la playa y al otear el horizonte, ver con cierta proximidad las montañas frondosas.

Santoña, estadísticamente, es uno de los pueblos que tiene más tascas respecto a su número de habitantes. Quizás si vamos la primera vez nos puede extrañar que haya tanta gente en la calle y en los bares. En el norte de España es muy usual la costumbre del “poteo”, se fomenta mucho la amistad y los grupos de amigos o cuadrillas se van a tomar sus vinos y pinchos. En Tenerife esta práctica (a no ser que lo hagamos en La Laguna, aunque el concepto es diferente) no está arraigada debido a que la “zona de vinos” está fuera de la capital y hay que desplazarse en coche siendo las distancias largas de un lugar a otro.

Otro de los aspectos diferenciales es el tema precio. Allí nos podemos encontrar, por ejemplo, con vinos (de Rioja, por supuesto) jóvenes a 0,60 euros, crianzas a 1,20 euros y pinchos a 1,50 euros. Lamentablemente, aquí los precios son mucho más elevados. Con ello se produce que se retraiga el consumo.

En definitiva, os recomiendo que vayais a Santoña debido a su belleza, su gente encantadora y buena gastronomía. Os espero !!!

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